domingo, 13 de octubre de 2013

El 'sabor' de la bienal gráfica más antigua


"Representan la tentación del consumismo. ¿A quién no le gusta el chocolate? ¿Quién puede resistirse a comerlo?", explica la guía de la sala Calcografía de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Señala con un dedo a tres tabletas de cacao incluidas en la exposición +386 Impresiones, que forma parte de la programación oficial de la trigésima edición de la Bienal de Arte Gráfico de Liubliana (Eslovenia), la más antigua del mundo en este área artística. Frente a las tres tabletas, dos de chocolate negro y otra de blanco, se aposta una veinteañera. "¿Qué significarán esos numeritos?", le pregunta a su madre. Entonces se acerca la guía: "En cada onza viene escrita la esperanza de vida, por franja de edad, de hombres y mujeres. Hace referencia a nuestros vicios, a esos vicios que acaban con nosotros". 

Esta obra, de la artista Marija Mojca Pungerčar (Novo Mesto, 1964), permanecerá expuesta hasta el próximo 17 de noviembre. Junto a ella, otras 17. "Las piezas, todas de jóvenes eslovenos, reflexionan sobre la identidad y la intimidad, la ecología y la desigualdad social. Y hasta sobre la dictadura de los medios", afirma Nevenka Šivavec, directora del MGLC (Centro Internacional de Artes Gráficas de Liubliana).

La muestra, con el grafismo como punto de partida, medita también sobre los límites de dicha disciplina artística. "Estos artistas representan la inquietud vanguardista de dilatar los márgenes de la actual comunicación gráfica", apunta Juan Bordes, académico de la Calcografía Nacional. Una idea que comprueba el visitante. Porque su recorrido arranca junto a un globo terráqueo —similar al que utilizan los escolares—, fabricado por Sašo Sedlaček. Al público le llegan pequeñas ráfagas de aire caliente desde el interior de esa Tierra. Un tubo introduce el gas en la esfera, pero este encuentra una vía de escape en los agujeros hechos en las ciudades del planeta donde más se contribuye al calentamiento global.


Un experimento sensorial que ha aterrizado en Madrid gracias al centro MGLC y la asociación Hablarenarte, que cerraron en 2009 un acuerdo para que España participara en la Bienal de Liubliana, con 60 años de antigüedad. Los dos colectivos decidieron que la capital eslovena y española acogieran sendas exposiciones con obras de artistas del otro país.

Una mujer asiática se enfunda unos guantes blancos. "Son obligatorios para utilizar esta obra", reza un pequeño cartel colocado junto a un libro de medio metro de altura, elaborado por Petra Varl. La turista pasa las páginas. Y en ellas se suceden los perfiles desnudos de mujeres. 

Mientras tanto, José, de 26 años, pasea bajo History Curtain, compuesta por tres lienzos —instalados como una marquesina de tela que forma un pasillo por el que anda el visitante—, obra de Svetlana Jakimovska. "Las escenas y los grabados de animales, similares a las de las cuevas prehistóricas, conducen al espectador hacia sus orígenes", destaca la guía. Coge una de las piedras de barro colocadas a los pies de la instalación artística. La mira y concluye: "Porque, al final, solo somos tierra".

Escrito para la E. P. El País

[Otras exposiciones: Los distintos "no lugares" de Pilar Rubiales]

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